Un halcón posado en lo alto de una torre de la catedral, en una imagen reciente - Autor: EUROPA PRESS
Un milano mató a uno de los cuatro halcones del templo lucense que mantienen alejadas a las palomas
Un halcón posado en lo alto de una torre de la catedral, en una imagen reciente - Autor: EUROPA PRESS
La catedral de Lugo perdió uno de los cuatro halcones que anidan desde hace años en sus torres. Un ave agresiva, probablemente un milano, apareció por las alturas del templo a principios del mes pasado. La disputa por el territorio se saldó con uno de los halcones como víctima, así como con muerte de palomas. La rapaz intrusa desapareció al final de mes, dejando el cadáver de un halcón. Además, otros animales atacados aparecieron tanto en la cubierta como en el atrio de la catedral.
El cuarteto de halcones formaban dos parejas. Una ocupaba la Torre de San Froilán, a la izquierda según se mira hacia la fachada, y otra, la Torre de San Capito, a la derecha. Las torres miden 55 metros. Primero ocuparon la de San Froilán y, más tarde, la de San Capito. Tienen sus nidos dentro de vanos abiertos en la parte superior. Ambos miran al río Miño. Las hembras se habrían reproducido en la primavera pasada.
Los halcones se dejan ver en sus torres a primera hora y a última del día. Vuelan alto para lanzarse en trazo picado a la caza de palomas. Superan los 300 kilómetros por hora. Su presencia es importante para que no haya un exceso de colúmbidos en la catedral. Sus excrementos provocan problemas de higiene porque acaban generando capas de suciedad sobre la piedra de este monumento, que es patrimonio mundial. En el claustro se colocaron alambres con pinchos para evitar que se posen, pero no son tan eficaces como las rapaces.
Las aves rapaces han reducido radicalmente la presencia de palomas en los dos últimos años. Además de palomas, cazan vencejos, estorninos y cuervos.
La limpieza en las terrazas es diaria porque hay visitas organizadas a la catedral. El claustro se repasa con escobas y mangueras una vez a la semana. La higiene en el claustro se realiza dos veces al año, en primavera y otoño.
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