Los encargados de tocar las campanas, Juan José González Salvador y Jordi se quedan, un año más, sin poder hacer sonar la Froilana durante las fiestas

Juan José y Jordi, en el centro con la Froilana, con los campaneros José Francisco Ruiz-Giménez y Modesto Gutiérrez. - Autor: RODRÍGUEZ, Victoria
En Lugo hay un santo muy famoso, que es Froilán, y una campana que no lo es tanto, que es Froilana. Está en la catedral y es enorme: tiene metro y medio de diámetro y un metro de alto, pero lleva dieciséis años callada, sin que se oiga su sonido grave que da sostén al resto de los metales de las demás, más agudas.
Juan José González Salvador y su sobrino Jordi se encargan de tocar las campanas de la catedral, pero sienten no poder hacer sonar a la matriarca, la Froilana, datada en 1792.
"No tiene badajo y es imposible hacerla sonar. Es una pena porque su sonido es muy importante ya que es el contrapunto a las demás. Solo se le da un toque pero funciona como un bajo. Con una buena correa, se podría solucionar el problema y no resulta muy caro", asegura Juan José González Salvador.
Este hombre es de Reinosa (Cantabria) pero lleva ya 43 años en Lugo. No tenía ni idea de tocar las campanas. La oportunidad surgió cuando lo llamaron de la Cofradía del Desenclavo para tirar de la carroza y le propuso otro campanero, José Francisco Ruiz-Giménez Tuñas, probar a tocar las campanas. Y hasta ahora.
El problema es que, de las siete campanas que hay, solo se pueden tocar dos. "Solo hay dos que funcionan y yo, realmente, toco una y le doy dos toques", comenta Juan José González Salvador, quien explica que se dedica a esta afición "porque me gusta y nada más, para los oídos es duro; tampoco es tan pesado como parece, con la cuerda tiras de lado y ya está".
Este hombre de 69 años comparte su afición con su sobrino Jordi, "de 50 y pico", que quiso también heredar el oficio. Ambos no tocarán las campanas de la catedral en San Froilán, aunque se haga allí la tradicional misa del patrón el día 5. "Solemos hacerlo en Semana Santa, en la Ofrenda del Antiguo Reino de Galicia y por el Corpus, pero por las fiestas de San Froilán nunca se tocó, no sé por qué, no hay tradición. Pero lo que sería muy importante es que se arreglasen las campanas", insiste Juan José.
Junto con la Froilana, el resto de las campanas de la catedral son la Santa María, la Prima, A Sardiñeira, la Mariana mayor y menor y el Cimbálico. Todas ellas fueron hechas entre 1719 y 1920.
Juan José se pasó su vida laboral colocando pizarra en los tejados. No le dan miedo las alturas. Por eso se sube con su sobrino al campanario. Junto con José Francisco Ruiz-Giménez, hay dos o tres hombres que también se unen a este oficio. Pero el relevo está en el sobrino. En Jordi. Jordi me suele relevar a mí y es una suerte porque ya quedan pocos campaneros. La verdad es que esto de tocar la campana nos viene un poco de familia. Hace años llevaba a mis hijos de niños y les gustaba pero se fueron haciendo mayores y ahora ya no vienen. Ahora llevo a mi sobrino y el futuro está en sus manos. ¡A ver si él tiene suerte de hacer sonar la Froilana y podemos celebrar algo más en el San Froilán!", dice ilusionado.
Pero, en realidad, el futuro del campanario de la catedral lo ve un poco más negro.
"La Froilana no la van a arreglar, al menos de momento. No le van a poner el badajo y las demás campanas van a acabar cayéndose. Por encima, no somos muchos. Ponerle el badajo a la Froilana no sería tan costoso. Creo que entre tres personas se podría colocar, pero a ver qué pasa", manifiesta.
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