SANZ, Natàlia - La restauración de campanas tradicionales

La restauración de campanas tradicionales

La Dirección General de Patromionio Histórico Artístico ha hecho públicas la resolución de las ayudas que se han concedido este año para la restauración de instalaciones de campanas tradicionales de la Comunidad Valenciana., una línea que se abrió en 1.997 y que tiene carácter anual.

En la convocatoria de este año, se han concedido un total de 47.980 euros para la restauración de campanas en la Comunidad Valenciana, aunque cabe destacar que el montante de las que optaban era de 399.169 euros.,un dato importante que habla del interés que los pueblos y ciudades tienen por conservar y restaurar el patrimonio sonoro vivo más antiguo que tienen. Desde que se abrió esta línea de subvenciones, todos los años ha habido peticiones quince o veinte veces superior a este importe. Dentro de las concedidas este año en la provincia de Castellón, se pueden distinguir entre las que van encaminadas a restaurar campanas, estructuras de campanarios o las propias instalaciones de las campanas. En la provincia de Castellón, serán cinco las poblaciones que se verán beneficiadas con las ayudas: Castellfort, Soneja, Traiguera, Vilafranca y La Mata de Morella.

Las cuatro primeras contarán con seis mil euros de subvención, mientras que a La Mata se le han concedido 3.150 euros. Y quince poblaciones castellonenses quedan fuera de las subvenciones por falta de disponibilidad económica en unos casos o por no haber completado la documentación requerida en otros. En el caso de Castellfort, el problema de conservación no afecta tanto a las campanas como al propio campanario, que se encuentra en grave estado de conservación, sobre todo en las escaleras de acceso y en la parte superior. Las iniciativas para restaurarlo no han dado sus frutos debido al elevado coste que suponía para un municipio como Castellfort tener que afrontar el elevado presupuesto. La ayuda, en este caso, irá destinada a solventar los problemas de conservación de la estructura del campanario. Cabe destacar que las campanas, casi todas de los siglos XIX y XX, conservan el yugo original de madera de carrasca y todas ellas se voltean a mano, no existiendo instalación eléctrica para realizar los toques. La instalación de las campanas, por tanto, conserva su sentido original y la mano del hombre no ha intervenido en este caso.

En la iglesia de Nuestra Señora de las Nieves de la Mata de Morella, existen tres campanas, una de ellas del siglo XVIII. Esta última ya fue restaurada en el año 2.000 por la Generalitat Valenciana, aunque ahora está badada.

Otra de las campanas, de principios del siglo XX, se encuentra en el mismo estado de conservación. La subvención se destinará a restaurar las campanas. El conjunto de campanas de la Iglesia de San Miguel de Soneja es uno de los más interesantes por la antigüedad de las campanas. Sin embargo, la instalación pone en peligro su supervivencia. Es uno de los mejores ejemplos de cómo una mala instalación puede acabar con un buen juego de campanas. Los tradicionales yugos de madera han sido sustituidos en este caso por hierro "modelo local", como se le cataloga en el inventario de campanas hecho por el Gremi de Campaners Valencians. En el mismo se advierte que "la instalación pone en peligro su existencia" y recomienda su inmovilización hasta cambiar la instalación y los mecanismos.

En Traiguera, la iglesia de La Asunción conserva dos campanas góticas con las instalaciones originales que no se utilizan. Las tres restantes son de finales del XIX y del siglo XX y en este caso su problema es la mala instalación. Es otro de los ejemplos de una mala instalación de campanas. En este caso, la maza eléctrica que golpea las campanas lo hace demasiado baja, por lo que puede provocar que el bronce se bade y la campana se rompa. Por otro lado, el campanario de Vilafranca sólo una de las cuatro campanas que componen el juego del campanario está restaurada. Se trata de un bronce del siglo XVIII, la más antigua del conjunto ya que el resto fueron fundidas en el siglo XX. En este caso, la subvención también irá destinada a restaurar las instalaciones. La época de las electrificaciones en los campanarios también pasó por Vilafranca. Como se puede comprobar a través de las subvenciones concedidas este año, la línea de actuación se diversifica cada vez más ya que se considera que la campana es parte de un conjunto en el que todas las piezas tienen que estar perfectamente engranadas para que funcione.

La campana es un instrumento musical y por tanto, no sirve de nada contar con una campana gótica que ofrece una sonoridad magnífica si el campanario en la que se encuentra está en mal estado de conservación o la instalación fuerza los mecanismos y acaba badándola. Las campanas se hicieron en su día para un campanario determinado con unas características definidas y para ser tocadas de una manera determinada. El campanario era considerado por los arquitectos antiguos un instrumento musical, tanto en cuanto era el encargado de regir la vida diaria de pueblos y ciudades cuando todavía no existían relojes. Los ciudadanos se guiaban por los toques de campanas, tanto en lo social como en lo religioso, porque las campanas no sólo tocaban a misa. Todavía hay quien recuerda los toques que avisaban del acercamiento de tormentas, granizadas, o de la existencia de un incendio.

Todo este patrimonio histórico sonoro se ha ido perdiendo con el paso del tiempo. Las instalaciones con las que contaban estas campanas estaban basadas en el toque manual del instrumento, que es como tradicionalmente se ha hecho. Tan sólo las cuerdas servían al hombre para ayudarse en volteos y repiques. Todas estas circunstancias han variado con el paso del tiempo y sobre todo, desde que se extendió la moda de las electrificaciones en los campanarios. Hasta ese momento, uno de los oficios que dependían de la iglesia era el de campanero, que estaba encargado de la manutención de las instalaciones y de tocar de manera manual las campanas. Pero a mediados de los años cincuenta, se extendió la moda de electrificar los campanarios.

Con la electrificación, se perdió el oficio de campanero y con él, el cuidado de las campanas y una de las señas de identidad de los pueblos, porque no se tocaba igual en una población que en la vecina. El patrimonio sonoro y la identidad de los pueblos se fueron perdiendo en pro de la modernidad. La electrificación supuso la adaptación de motores a las campanas, que en la mayor parte de los casos se hizo sin el menor cuidado,. Ejemplos de malas instalaciones, por desgracia, no faltan en toda la provincia de Castellón. Las consecuencias han sido nefastas para campanas y campanarios. Se han multiplicado los casos de campanas badadas por culpa de martillos metálicos mal instalados, que golpean la campana en su parte más débil y consiguen badarla, badajos que ya no se equilibran y que también acaban golpeando donde no deben. Pero es que además de romper las campanas, éstas no suenan igual si se golpean en un punto u otro.

Asimismo, las estructuras de los campanarios se resienten si electrificación de las campanas no está bien instalada, ya que en la mayoría de los casos se producen grietas al forzar los motores la estructura del campanario. Ahora la situación comienza a cambiar gracias a la aparición de estas líneas de subvenciones que comprenden restauraciones integrales y la creación de numerosas agrupaciones de campaneros en diferentes poblaciones que pretenden recuperar los toques tradicionales. El concepto de restauración en estos momentos, va mucho más allá de una simple sustitución o reparación: se trata de recuperar los valores originales, sonoros, comunicativos y estéticos de un conjunto de campanas, reponiendo sus instalaciones antiguas, instalándolas en la torre para la que fueron pensadas, y volviendo a interpretar los toques de esa comunidad.

En este sentido se han restaurado ya más de un centenar de campanarios de la Comunidad Valenciana a través de estas líneas de subvenciones, mostrando que es posible compatibilizar la conservación de las instalaciones tradicionales con la instalación de mecanismos, controlados por ordenador, que reproducen los toques tradicionales y no impiden los toques manuales. La informática ha evolucionado también en el caso de las electrificaciones de los campanarios. Durante la primera oleada de electrificaciones, el ordenador reproducía de manera sistemática una solo manera de tocar, por lo que todos los pueblos y ciudades se unificaron en este sentido. Se perdió la seña de identidad individual y las características de cada comunidad. Ahora, una nueva generación de ordenadores, permite electrificar campanarios, programar los toques propios de la localidad y todo ello sin producir ni daños a la estructura del campanario ni a las campanas.
(Edició 192- del 5 al 18 de juliol de 2.004)

SANZ, Natàlia
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