El cabildo completará la rehabilitación de las fachadas que dan a la plaza de la Almoina con la recuperación del patio y la estructura interior del campanario
Miles de visitantes pasan cada día por el claustro barroco de la Catedral, un patio "abandonado" en el que se almacenan algunas piedras de la propia Seu. Reformar este espacio es ahora una de las prioridades del cabildo una vez haya concluido la rehabilitación de las fachadas que miran a la plaza de la Almoina, prevista para el verano. El coste de las obras asciende a 1,3 millones de euros y, amén del claustro, comprende la estructura interior del campanario, cercado ahora por andamios ya que la fachada está siendo tratada. El ministerio de Cultura sufragará al cien por cien el proyecto, que podrá comenzar pasado el verano si el departamento de Patrimonio le da el visto bueno.
El paso por el claustro es obligatorio para todos los visitantes del museo ya que es el único camino posible hacia la salida. A la vista de todo el mundo queda el deterioro de los techos del primer piso, que contaban con bóvedas que "por desgracia o se cayeron o fueron reemplazadas por una capa de hormigón con tirantes metálicos", señala el aparejador diocesano Bartomeu Bennàssar. Las cubiertas, las fachadas de la loggia, las cornisas, el pavimento, los arcos y las columnas serán restauradas. "En cuanto a la vegetación, tendremos que estudiar después qué ponemos aquí", añadió. Según los historiadores Aina Pascual y Jaume Llabrés, se plantaron en la época limoneros.
El patio fue construido entre 1709 y 1710 y su edificación fue patrocinada por el canónigo Ramon de Salas i Sureda, a cuya memoria el cabildo ordenó colocar en uno de los corredores una lápida con una larga inscripción en latín coronada por las armas de su apellido. Este patio no se edificó como sustituto del medieval que tenía la Catedral, sino que se dedicó a la actividad burocrática y social del cabildo. Pascual y Llabrés han relacionado la estructura de este claustro con el prototipo de patio carmelita del monasterio de Santa Teresa de Jesús, y también con el de Can Vivot.
La instalación de un baño para minusválidos completará esta primera parte del proyecto, que contempla también la rehabilitación de la estructura interior del campanario. Los muros y la barbacana, donde vivían los campaneros, se recuperarán. Y la madera recibirá también un tratamiento especial. Las cubiertas de la torre ya están reparadas porque están incluidas en otro proyecto subvencionado por el Govern.
VALLÉS, Elena
Diario de Mallorca (07-05-2010)
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