La iglesia de Lezuza, empezó a construirse el día 24 de junio de 1524 y se terminó en 1540, cuando se construyó la iglesia no se levantó torre, poniéndose en su lugar unos antepechos y pirámides los que fueron derribados para construir aquella más de un siglo después y por tanto en principio careció de campanas. La erección de la torre se anunció mediante subasta en el año 1627, siendo rematante el vizcaíno Martín de Elorriaga, maestro de cantería, costando su construcción 2.200 ducados y ganaban el maestro o reales los oficiales 6 y los peones 4, más tarde Elorriaga fue sustituido por otro maestro de cantería apellidado Alonso, pero permaneció sin cubrir otro tiempo superior a un siglo pues hasta 1787 no le fue puesto el chapitel el cual era de pizarra llevada desde Alcaraz siendo el director de su colocación el maestro Caballería.
En cuanto a las campanas en el año 1629 se fabricaron 4 en Lezuza en unos hornos de ladrillo, de ellas dos son las medianas existentes en la torre, subidas por Antonio de la Fuente carpintero lezuceño, cobrando por su trabajo 4 reales. Las otras dos deben encontrarse en Soria ya que fueron adquiridas por el capellán de aquel obispado. En cuanto a la campana grande vulgarmente conocida por “la gorda” fue fabricada en 1798 por Juan de la Cuesta la que pesa 300 arrobas siendo colocada poco después y finalmente la pequeña es la última que subió a la torre.
Estas campanas han marcado con sus toques la vida de Lezuza a través de los tiempos, los cuales pueden encuadrarse entre las costumbres locales y los principales son los siguientes:
Por la mañana temprano sobre las 6 ó las 7 según sea verano o invierno se dan con la campana mayor, vulgarmente conocida por "la gorda" nueve campanas espaciadas de tres en tres a lo que se conoce con la denominación de tocar "a la oración". A las doce se vuelve a repetir el mismo toque y ésto se conoce por "tocar a mediodía", es el ángelus de otras villas y ciudades. Al crepúsculo se repite el mismo toque y se le llama "tocar a las oraciones". Sobre las 9 ó 10 de la noche según sea invierno o verano se dan 21 campanadas de 3 en 3 las 9 primeras, luego de 2 en 2, y el resto de 1 en 1, especiadas conociéndose con el nombre de "tocar a las ánimas".
Cuando muere una persona se anuncia su muerte también con la campana mayor, a lo que se conoce como "dar campanadas" haciéndose el toque de 1 en 1 muy espaciadas, 11 sí la persona tallecida es mujer y 12 si es varón; en el entierro en cambio el toque se hace con las dos medianas y la pequeña alternando y a este toque se le llama "doblar las campanas". La víspera del entierro se hace "la señal", consistente en el mismo toque con tres campanas, y si el entierro era de primera alternaba también en dicho toque la campana "gorda". Cuando el muerto era un niño no se daban campanadas pero se tocaba a "gloria" con las campanas medianas y la pequeña conjuntamente.
Para misa los días de trabajo se toca con la pequeña y una mediana alternando una y otra muy seguido, una campanada inmediata a la otra y a la elevación se dan tres campanadas con la campana mayor, muy espaciadas, es el toque denominado "alzar a Dios". Si alguien se casa en esa misa, después de tocar a la misma "se toca a boda" dándose para ello siete campanadas seguidas con la campana gorda. Los domingos y festivos se anuncia la misa con el volteo general de las cuatro campanas lo que se llama "repicar las campanas", al igual que las vísperas aprovechando el toque de oraciones y ánimas.
Finalmente hay que decir que cuando se prende fuego en alguna casa se anuncia con un toque de arrebato "tocar a fuego" con la campana mayor, dándose las campanadas muy seguidas, sin límite de número, al igual que cuando nevaba intensamente, para que las personas que se hallaban en el campo pudieran orientarse y llegar a la población, lo que muy acertadamente se conoce como "tocar a tino".
Estos son los toques de las campanas de Lezuza cuyo concierto campanil tiene un sonido vibrante sonoro y simpático. La "gorda" tiene un sonido grave, de bajo, las medianas, medio, abaritonado y la pequeña agudo, de triple.
No quiero terminar este pequeño trabajo sin transcribir unas inspiradas estrofas sobre el mismo tema cuyo autor fue Sotero Munera Bautista y publicadas en el folleto de las fiestas de Lezuza del año 1966:
Las campanas de mi pueblo
saben reir y llorar
porque tienen en sus bronces
alma de llanto y cantar...
Unas veces doblan tristes
cuando tienen un pesar;
pero hoy repican alegres
con alegre repicar
es dos de mayo y presienten
en sus bronces un gozar...
LÓPEZ TORRES, Ramón
(00-05-2000)