Es evidente que en el transcurso de los Últimos años existen esfuerzos revalorizadores encaminados hacia la recuperación de toda tradición vernácula que pueda resaltar e identificar lo que por cultura es propia, popular y consustancialmente nuestro.
Cada día se dedican y se aportan más y novedosas iniciativas o esfuerzos en una bÚsqueda enconada de la recuperación de lo antiguo, de revitalización de nuestro pasado, siempre desde un rigor científico y sin caer en falsos sentimentalismos obviadores de la realidad histórica. Recobrar y mantener el patrimonio cultural de los pueblos es afianzar, más si cabe, los orígenes y ceder un legado a los más jóvenes tal y como lo hemos conocido nosotros o debiéramos haberlo hecho.
Las campanas, enclavadas muchas de ellas en edificios de interés histórico artístico, hay que entenderlas como instrumentos musicales, de comunicación de pasados timbres y también como obras de arte de inapreciable dualidad entre la riqueza material y la sonora, lo que sin duda hace más necesaria su conservación.
En la Comunidad Valenciana, durante los años ochenta surge una conciencia llevada por el interés hacia las campanas que implicó que ciertos colectivos prestaran máxima atención a la conservación de las mismas, que debido a la electrificación a la que habían sido objeto y a un pésimo mantenimiento, malos usos e inadecuados montajes, se encontraban en un deteriorado estado de conservación y en unos niveles de desprotección rallantes en el límite. Todo esto implicó que en algunos lugares se perdiera el oficio de campanero y con ello también la desaparición de los toques tradicionales, desapareciendo de manera radical el extenso y rico lenguaje del toque que, durante siglos, acompasara la diaria labor del hombre occidental así como el fraccionamiento y la comunicación de sus tareas. Aquí jugó imprescindible papel la memoria de los viejos campaneros a la hora de rescatar los toques y, de esta manera, volver a humanizar la cotidianidad y el verdadero papel del campanario como entidad significativa en el paisaje urbano de nuestros entes poblacionales.
Tras varias reuniones entre gremios de campaneros y asociaciones surgió la idea de celebrar un congreso de campaneros en el que materializar todas las iniciativas que hicieran posible la conservación de las campanas y sus sonidos. La organización del I Congreso Internacional de Campaneros, auspiciado por la Fundación "Caja Segorbe" supuso, sobre todo a partir de la instauración de un Decálogo de las campanas, un verdadero punto de inflexión para una paulatina, lenta pero firme, vuelta atrás en busca del quehacer tradicional que, como ha demostrado la experiencia de este Último cuarto de siglo, es el Único camino para la manutención de estas ancestrales técnicas.
Como decíamos, las actas del I Congreso de Campaneros de Europa, acontecido en Segorbe (Castellón) el 15 de diciembre de 1991, establecían el siguiente decálogo de la campana. Órgano imprescindible para su conocimiento, uso, conservación y protección, que no debería ser obviado en ningÚn caso a la hora de abordar temáticas concernientes a la realidad del oficio de campanero y necesaria como preámbulo al estudio presente de una comarca hasta el momento desconocida y virgen en el campo tratado:
Las campanas, sus instalaciones y sus toques, son una parte importante de nuestro Patrimonio, que se encuentra en grave peligro ante el abandono de las torres, la electrificación incontrolada y la desaparición de los toques tradicionales.
El I Congreso de Campaneros de Catedrales de Europa, reunido en Segorbe, sensibilizado ante esa posible pérdida de la más antigua mÚsica viva, quiere manifestar:
1-La campana no se limita a la copa de bronce, sino que su instalación (yugos y cabezales de madera, ubicación en cierto lugar de la torre) es parte consustancial y del mismo interés histórico, sonoro y cultural.
2-Los toques son parte indisoluble de las campanas y de su instalación, y también son un Bien Patrimonial. Deberán conservarse, protegerse y divulgarse los modos de tocar, amparando a los campaneros tradicionales.
3-Los conjuntos tradicionales de campanas deberán ser considerados como un hecho patrimonial y tratados y restaurados con el mismo respeto que cualquier obra de arte.
4-Se potenciará el toque manual, limitando las electrificaciones a lo mínimo necesario (toques diarios, toques de difuntos). Las motorizaciones de las torres tradicionales deberán realizarse con las siguientes condiciones: mantenimiento integral de la instalación antigua (badajos, ubicación, yugos de madera); mecanización que reproduzca los toques tradicionales para los que fue concebida la torre; mecanismos que no impidan para nada los toques manuales.
5-Las campanas antiguas rajadas no deberán ser refundidas sin un estudio previo, aplicando la soldadura en caso de campanas de valor histórico, epigráfico, documento o cultural.
6-Debe tenderse a la armonización musical de las campanas, realizando las nuevas de manera que su timbre sea coherente con el de las existentes en la torre. Los nuevos conjuntos deberán ser armónicos y bien afinados entre si, teniendo cada una de las campanas el mismo timbre del conjunto.
7-Cualquier modificación, separación, restauración de campanas existentes o de nuevas campanas deberá ser autorizada, supervisada y dirigida a través de la Comisión Mixta de la Iglesia-Administración correspondiente. En consecuencia no podrá realizarse ninguna actuación sin el correspondiente proyecto, autorizado por las autoridades componentes y supervisado por los técnicos correspondientes e independientes de las empresas.
8-Es inaplazable la catalogación de todas las campanas, religiosas o civiles, pÚblicas o privadas de todas las Comunidades Autónomas del Estado Español, con todos los datos y características a ellas referentes. Para ese inventario deberán coordinarse las distintas ad,imistraciones para conseguir un rápido conocimiento y una inmediata protección de nuestras mejores campanas.
9-Deberá incoarse para todas las campanas existentes hasta el s. XVII expedientes individuales de declaración de Bien Mueble de Interés Cultural, mientras que al menos las campanas entre 1701 y 1820 deberán ser incluidas en el Inventario General.
10-La protección legal de las campanas debe completarse con la apertura de las torres para que todos, y especialmente los más jóvenes, puedan gozar viendo y escuchando en directo paisajes y campanas. De manera especial, y para asegurar el futuro de las campanas y sus toques, se deberá abrir las torres a los colegios creando escuelas de nuevos campaneros.
Los participantes del I Congreso Internacional de Campaneros de Catedrales de Europa considera inaplazable la creación de una Asociación, de carácter peninsular, que reuna a todos los amantes de las campanas: campaneros, investigadores, estudiosos y aficionados a las campanas, su historia y sus toques.
Las campanas constituyen el más antiguo instrumento musical comunitario: cualquier modificación, electrificación, refundición o silencio nos priva de la mÚsica más emotiva, de aquella que nos fue legada por nuestros antepasados, y que debemos transmitir, conservando y mejorando su belleza, a las futuras generaciones.
La sonoridad de las campanas en las distintas épocas en las que han sido fundidas depende de diferentes factores, tales como el material empleado, el modo en el que ha sido fundido el metal y, sobre todo, el perfil o forma interior y exterior de la campana. Por lo tanto, cuando se busca coherencia en un conjunto de campanas, todas ellas deberán poseer el mismo perfil, proporcionado a su tamaño y nota. La parte que determina el sonido de una campana es su forma interior, modificaciones de pocos milímetros pueden hacer cambiar drásticamente, y de forma definitiva, su sonoridad. A la hora de hacer refundiciones, se buscará siempre la unidad de los perfiles antiguos.
Imprescindible es considerar a las campanas como el Único instrumento musical que ha perdurado y apenas variado a lo largo de los siglos. Cualquier intervención o modificación que sufra la campana en su estructura, y entendemos que entra a jugar papel de vital importancia su soporte y contrapeso, modifica su sonoridad e implica que con el tiempo la campana pueda llegar a sufrir deterioros serios. Para esas campanas interesantes por su valor musical e histórico, y con graves daños, existe la posibilidad de poder soldarlas, siempre más barato que la completa refundición de la misma.
Tratar con cuidado las campanas antiguas, y en la comarca de La Costera las hay, no está de más si con ello contribuimos a una correcta conservación, obligada cuando se trata de un patrimonio que es de todos. Por lo tanto estamos obligados, como ya hicimos mención con anterioridad, a que la herencia sea completa o al menos sin distorsiones importantes, tal y como se ha hecho con nosotros.
En la comarca de La Costera, recientemente inventariada por la Dirección General de Promoción Cultural y Patrimonio Artísistico, de la Conselleria de Cultura, Educació i Ciència, el nÚmero de campanas, tanto de titularidad eclesiástica como municipales, siendo las menos, asciende a un total de 118. Siendo la distribución la siguiente:
Barxeta | 2 |
Canals | 7 |
Cerdà | 2 |
Estubeny | 3 |
Genovés | 3 |
L´AlcÚdia de Crespíns, | 6 |
La Font de la Figuera | 6 |
La Granja de la Costera | 2 |
Llanera de Ranes | 5 |
Lloc Nou d´en Fenollet | 2 |
Llosa de Ranes | 4 |
Moixent | 7 |
Montesa | 6 |
Novetlé | 4 |
Rotglà i Corberà | 4 |
Torrella | 3 |
Vallada | 5 |
Vallés | 1 |
Xàtiva | 46 |
Si el perfil construye el sonido de la campana, la instalación sirve para difundir y mejorar ese timbre original...
Los fundidores ya desde antaño construyen los yugos siempre de madera, ésta aísla mejor los sonidos y se defiende mejor de las vibraciones de los bronces de badajo y campana. El criterio que se sigue ahora para devolver a la campana no sólo su condición original sino para que gane y, en un futuro, se conserve de la mejor de las maneras, es cambiar los yugos metálicos por los de madera, yugos estos Últimos que no encontramos en los Últimos treinta años debido a la creencia de que los maestros antiguos utilizan la madera porque no tenían medios técnicos ni materiales para hacerlos de otra manera. La mayoría, por no decir todas las campanas inventariadas con yugos metálicos sufren un estado de conservación malo o muy malo, evidenciando deterioros no sólo en este cuerpo sino en el propio de la campana. Algunas de ellas tenían importantes grietas, los badajos, partidos o en el suelo, habían tenido que ser restituidos, los muros también sufrían importantes alteraciones en sus estructuras, apreciándose una notable alteración en el sonido de las campanas, radicalmente diferente a las montadas con el clásico yugo de madera perdiendo, por tanto, la campana y desarbolando el primitivo y original sonido de sus aleaciones.
Tras un concienzudo barrido por las campanas y las torres campanario de La Costera, observamos que 17 campanas presentan un yugo metálico de Roses, 28 de ManclÚs y 26 yugo de madera, perteneciendo la mayoría de estas Últimas a la instalación original, en un mal estado de conservación, y repartiéndose el resto entre yugos metálicos desconocidos llegando, incluso, a carecer de los mismos, simplemente asidas o colgadas a vigas de hierro.
En el caso concreto de las tres campanas más antiguas de La Costera, y que se proponen para su incoación como Bien de Interés Cultural, mencionaremos primero la localizada en Lloc Nou d´en Fenollet en la Iglesia Parroquial de San Diego de Alcalá. Datada en 1643 y bajo la denominación de "San Diego", cuenta con unas medidas de 55 cm de altura, 49 cm de boca y 6 cm de grosor, así como un peso aproximado de unos 97 kg. Es apreciable el deterioro localizado en el borde del pie de la campana, habiéndose generalizado el óxido, además de contar con un yugo metálico de Roses en un regular estado de conservación. Todo ello ante la impasible mirada del antiguo de madera, que yace en el mismo suelo de la sala de campanas. En cuanto a la mecanización observa la instalación de electromazo, aunque fuera de servicio, por lo que el volteo en su caso ha de hacerse de procederes manuales. Las condiciones en las que debería estar para una correcta protección y conservación han sido ya mencionadas.
La epigrafía de la misma, ubicada en su tercio, denota su carácter puramente devocional, eminentemente parco y pausiblemente ejemplarizador, pese a su sencillez, de lo que serían otras muchas campanas secundarias parejas contemporáneas de la comarca, en cuanto a su tamaño, desaparecidas por el oscuro proceso de las refundiciones o expoliaciones mÚltiples y variadas:
"SAN DIEGO ORA PRONOBIS AÑO DE 1643"
En Xàtiva, en La Seo, se inventarió una impresionante campana, de un acceso más que complicado, situada en el cupulín de la torre. Datada en 1665, sus dimensiones son de 145 cm de altura, 118 cm de boca y 14 cm de grosor, con un peso aproximado de 1765 kg. Su estado de conservación es bastante malo, considerando su estado de óxido generalizado, un borde del pie muy irregular y la carencia yugo y badajo. Dada la estrecha arquitectura en la que se encuentra instalada se halla colgada, fuera de uso, de una viga de hierro.
La inscripción, de temática mariana, observa un evidente desconocimiento del latín, aplicado con un carácter más devocional y popular que académico, extendiéndose sendas franjas epigráficas en el tercio: "
TECUMBENE DICTATU IN MULIERIBUS SNATMA ORAPRONOBIS SEPTEMBRIS 1665"y en el medio:
"[...] SM [...] A VEMARETA GRACIA PLENA DOMINUS ".
La tercera campana se encuentra en Genovés, en la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de los Dolores, data del siglo XVII, de dimensiones mucho más reducidas que las dos anteriores, 25 cm de altura, 23 cm de boca y 3 cm de grosor, con un peso aproximado de 7.5 kg. De nombre "María", Única inscripción contenida en toda su superficie, no contiene deterioros de consideración y el volteo se ejecuta de forma manual por el campanero local, restando el yugo original en madera. Está pendiente de la correspondiente restauración en los talleres campaneros de Adzaneta d´Albaida.
En cuanto a la plasmación de las cronologías expresaremos mediante una tabla las consiguientes dataciones de las campanas de La Costera:
s. XVII | s. XVIII | s. XIX | s. XX |
3 | 12 | 5 | 78 |
No obstante, cabe apreciar que veinte campanas del corpus general inventariado, debido a estar ubicadas en lugares inaccesibles y de imposible lectura de sus caracteres, no pudieron ser datadas o constatar la redacción de sus epigrafías
En cuanto a los fundidores que encontramos trabajando en la comarca hay un apellido que se repite con frecuencia en la epigrafía de las campanas. Repartido entre varias generaciones de la misma familia, el apellido Roses impera por encima del resto, aunque en convivencia con otros maestros:
Roses (Silla) | 1 |
Roses Hmnos. (Silla) | 12 |
Roses (Adzaneta) | 11 |
Hijos de Vicente Roses (Adzaneta) | 2 |
Batista Roses (Adzaneta) | 8 |
Manuel Roses Vidal | 4 |
Pascual Roses | 1 |
Salvador Manclus | 4 |
Fundición Manclus | 1 |
Barberi (Girona) | 5 |
Eiisbouts Astensis | 1 |
Portilla Linares (Muriedas, Santander) | 1 |
Guitart | 1 |
Es importantísimo el papel del Estado y, en nuestro caso, de las Comunidades Autónomas como vehículo de difusión y protección de la campana, en vías de controlar los, hasta el momento, desaforados procesos de refundición y, por tanto, de destrucción consecuente de toques, instalaciones y sonidos originales. Una necesaria intervención que, al menos, equipare el presente campo con otros existentes en la variada y extensa rama cultural.
Toques de fiesta, de defunción, de ángelus... Variedad de timbres que articularon la vida diaria de nuestros antepasados a través de los significados, de conciso sabor local y de variadas formas y coloristas sabores. Testigos de un pasado del que constituyen el Único sonido capaz de atravesar la barrera del tiempo y que las modernas mecanizaciones instaladas por los fundidores no han sido capaces de conservar ni aÚn de reproducir, recayendo en el seriado y lento discurrir de una uniformidad consecuencia de vetustos y baratos motores.
Si toda esta inversión económica, o bien privada o bien pÚblica, reconduce a esta bella ciencia hacia la verdad de su espléndido pasado, volveremos a disfrutar con la sonora nota de nuestras campanas, con el continuo y dinámico volteo de sus añejas morfologías y con la expresividad de su lenguaje. Valores característicos que reconducirán hacia una concienciación por un patrimonio cultural que, en vías de extinción, ha sido o puede ser rehabilitado.
Es por ello que el presente inventario, efectuado entre los meses de marzo y junio, llevado a cabo por Domingo Ronda y David Montolío, bajo la dirección e inestimable ayuda de Francesc Llop i Bayo, Jefe de Servicio de la Dirección General de Patrimonio, y Javier Martín Noguera, técnico de etnología de la misma Dirección, pretende incidir en todas esas carencias con el Único objetivo de proceder a conservar el importante patrimonio de la Costera y sacar de la UCI el deplorable estado patrimonial de sus campanarios y campanas, así como de sus contextos asociados.
Domingo RONDA NÚÑEZ
David MONTOLÍO TORÁN
"Papers de la Costera" (2001)
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