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El toque de oración marcaba el inicio, el medio y el final de la jornada, es decir del tiempo iluminado por la luz solar. No solo santifica el tiempo sino que también lo construye y lo remarca.
En Latre, donde se organiza la comunidad en "casas", como es habitual en el Alto Aragón, cada casa tenía la obligación de tocar un mes las campanas. Este era uno de los toques que formaban parte de ese compromiso mensual.
Toque grabado con el patrocinio del Ministerio de Cultura (1983), Diputación General de Aragón (1984), UNESCO (1984) |
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