La campana en proceso de restauración en los talleres PALLÁS - Autor: M., M.
La campana de la iglesia parroquial de Piedrafita de Jaca volverá a tañer con su sonido limpio del siglo XVI gracias a la recuperación de una de las pocas campanas góticas de Aragón que sigue 'en activo'. El trabajo corre a cargo del campanero Alfredo Pallás, que estos días ultima la puesta a punto del instrumento, de 1583, y 286 kilos de peso, y de otra que fue refundida en los años 60. "Esta es una de las pocas campanas góticas que conservamos en Aragón en perfecto estado", comenta Pallás.
"Quedan muy pocas campanas como esta, es muy antigua; en la Guerra Civil se destruyeron muchas y solo dejaban la del reloj, por lo que quedan muy pocas y las que hay suelen estar rotas o rajadas", explica Pallás, como ocurre con campanas como la de la catedral de Jaca, la de la iglesia de San Felipe o la de Roda de Isábena, que se encuentran muy deterioradas, explica.
El valor de estas antigüedades es que "es un sonido mejor que las de hoy en día, porque cuando hacían esas primeras campanas además del lingote que se usaba para la fabricación con un 78% de cobre y un 22% de estaño se les solía echar un poco de plata", explica Pallás, lo que confiere un sonido más limpio y armonioso, además de que tenían grabaciones que se imprimían en su superficie. "Hoy en día para que las campanas den la nota exacta se tornean por dentro", apunta.
Así, el trabajo sobre las dos campanas de Piedrafita ha consistido en su limpieza con un baño de colindón y bruñido para recuperar el brillo, y la recuperación de los yugos originales en madera, para que puedan ser bandeadas con seguridad. "La madera absorbe la vibración del toque, no pasa los muros y no la puede romper, y además el sonido es más limpio cuando está aislada en un muro de madera que de hierro", explica Pallás.
El negocio de Alfredo Pallás padre comenzó en 1956 con los relojes de torre, que luego se orientó al de las campanas, de manera que son artífices de la recuperación de este valioso patrimonio en iglesias y parroquias de todo Aragón.
Entre las más importantes, las de la basílica del Pilar en 2008, y otras en la capital aragonesa como las de San Valero, Santa Cruz, San Gil, San Felipe, Parroquia de Nazaret, San Lorenzo, San Lamberto, la parroquia de Altabás, entre otras, o diversos monasterios como los de Santo Domingo de Guzmán, las Carmelitas Descalzas o el de Santa Lucía, entre otros muchos.
Estos días también se afanan en la construcción de dos campanas pequeñas de 40 y 30 kilos respectivamente para completar el campanario de la parroquial de Sestrica, y recientemente terminaron un trabajo especialmente simbólico, recuperar el toque de la antigua campana de la desaparecida Torre Nueva, hoy en la iglesia de San Felipe.
Cuando demolieron esta simbólica construcción, la campana más grande, la conocida como 'la de los Sitios' porque era el instrumento que avisaba con sus toques de la llegada de las tropas francesas a la ciudad, acabó recolocándose en la basílica del Pilar, mientras que otros elementos se llevaron a esta cercana iglesia, en la misma plaza San Felipe. Entre ellos, la campana conocida popularmente como 'la Felisa', de 1.100 kilos de peso y encargada en la época de dar los cuartos, que ahora ha sido recuperada para el conjunto de la parroquial, de manera que la torre de San Felipe se ha convertido en un nuevo reloj sonoro que marca el discurrir de la vida del Casco Histórico. Por otro lado, las campanas electrificadas son las que realizan los toques litúrgicos.
M., M.
Heraldo de Aragón (27-07-2015)
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