El esclavismo musulmán se diferencia del europeo en que se basa en esclavas sexuales más que en esclavos de mano de obra, con una mayor presencia de mujeres que de hombres. De aquí viene el nombre de “trata de blancas”.
A mitad del siglo XIX, en Turquía un “esclavo negro entrenado y fuerte” se vendía por 4.000-5.000 piastras, mientras que por “esclavas blancas de especial belleza” se llegaba a pagar 50.000 o más piastras.
Las concubinas blancas tenían un gran valor, y todas las capitales esclavistas poseían una floreciente red homosexual. Los compradores que esperaban hacer dinero rápido con un gran rescate examinaban los lóbulos de las orejas para encontrar marcas de perforación, lo cual era indicio de riqueza. También era habitual examinar los dientes de un cautivo para ver si podía sobrevivir a un régimen esclavista duro.
Saqueo de Santiago de Compostela
Tras el saqueo de Santiago de Compostela por Almanzor en 997, y una vez en la ciudad califal, las campanas compostelanas se destinaron a iluminar la mezquita, construida sobre la iglesia basílica visigoda de San Vicente, de manera que dadas la vuelta y montadas sobre trípodes, fueron llenadas de aceite.
De esta manera las campanas que habían honrado y glorificado a uno de los Apóstoles de Jesucristo, se encontraban ahora alumbrando la mayor mezquita que jamás se viera en occidente.
Marruecos. A la derecha detalle de la mezquita Al-Qaraouiyine de Fez, campanas cristianas reutilizadas como lámparas, siglos XII/XIII. A la derecha otra campana de una iglesia cristiana española convertida en candil de la misma mezquita Al-Qaraouiyine.
El resto de las campanas ocupadas en tierras cristianas, fueron fundidas haciéndose con ellas puertas para la mezquita.
Por azar del destino el sonido de las campanas quedó enmudecido y ahogado por el aceite andalusí. Durante más de dos siglos y medio, el bronce de las campanas dio luz y entrada al santuario musulmán ajenas a su destino final, nuevamente la tumba del Apóstol.
CRESPO, José
La Paseata (10-01-2018)
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