El pleno del Consell valenciano ha iniciado la incoación del expediente para la declaración de Bien de Interés Cultural Inmaterial (BIC) de los toques manuales de campanas de la catedral metropolitana valenciana siguiendo la consueta de 1527 del archivo catedralicio.
A este expediente se suman los repiques manuales de la iglesia parroquial de la Asunción de Nuestra Señora de Albaida, del Campanario de la ciudad Castellón de la Plana y de la catedral de Segorbe. En total, cuatro nuevas declaraciones de BIC, lo que supondrá el máximo nivel de protección para una característica perdida en la mayoría de municipios valencianos a mediados del siglo XX, cuando se electrificaron y motorizaron los juegos de campanas.
Los campaneros valencianos han recuperado en los últimos años más de 300 toques manuales de campanas, algunos de ellos del siglo XV, que se empleaban para anunciar partos difíciles, tormentas o que un enfermo estaba a punto de morir.
La mayoría de estos toques se había perdido a lo largo de los años al sustituirlos por mecanismos automáticos, y ahora han comenzado a ser recuperados por las asociaciones de campaneros.
Este paso que da el Consell, se tramita porque tanto la tradición de cerca de ocho siglos de continuidad de toques manuales como los elementos muebles e inmuebles asociados a la misma hacen único el patrimonio de estos cuatro campanarios.
Se espera que en un plazo no superior a los tres meses pueda obtenerse ya de forma oficial la protección de BIC. Así, tras pasar por el pleno del Consell, los trámites habituales serán dar audiencia a los actores implicados (Cabildo de la Catedral y la Asociación de Campaneros de la Catedral, entre otros) y solicitar los informes correspondientes al Consell Valencià de Cultura y otras entidades de ámbito cultural.
Después, el informe volverá al Consell, donde se aprobará vía decreto la declaración de BIC para los toques manuales de campanas de la Catedral y su posterior inscripción en el inventario general del patrimonio cultural valenciano.
El siguiente paso es que la UNESCO declare estos toques como “patrimonio inmaterial”. El patrimonio cultural inmaterial no se limita a monumentos y colecciones de objetos, sino que comprende también tradiciones o expresiones vivas heredadas de nuestros antepasados y transmitidas a nuestros descendientes, como tradiciones orales, artes del espectáculo, rituales, actos festivos, etc… Pese a su fragilidad, el patrimonio cultural inmaterial es un importante factor del mantenimiento de la diversidad cultural frente a la creciente globalización. La comprensión del patrimonio cultural inmaterial de diferentes comunidades contribuye al diálogo entre culturas y promueve el respeto hacia otros modos de vida.
La protección de los toques manuales que realizan los campaneros de la catedral valenciana según lo establecido en la llamada consueta (la relación escrita y regulada de los repiques según las necesidades litúrgicas) supondrá la protección genérica de sus actividades, conocimientos y técnicas, y bien puede incluirse en el “estatus” que define la UNESCO. Pero también de las instalaciones, las campanas y los toques en su estado actual, sin interferir en su uso habitual para toques diarios, festivos o de difuntos o incluso para conciertos extraordinarios.
Las últimas proclamaciones por la UNESCO de bienes inmateriales de la humanidad a nivel valenciano han sido la fiesta de la “Mare de Déu de la Salut” (Nuestra Señora de la Salud) que se celebra Algemesí; el Tribunal de las Aguas de la Huerta de Valencia y el Misterio de Elche, drama musical sagrado sobre la muerte, la asunción y la coronación de la Virgen.
La ley de Patrimonio Cultural Valenciano establece, en su artículo 45, que podrán ser declarados bienes de interés cultural los bienes inmateriales que sean «expresiones de las tradiciones del pueblo valenciano en sus manifestaciones musicales, artísticas, gastronómicas o de ocio, y en especial aquellas que han sido objeto de transmisión oral, y las que mantienen y potencian el uso del valenciano».
En el caso de la Catedral, que cuenta con 11 campanas distribuidas en tres grupos según los usos, se combinan los toques automáticos y manuales. Los primeros se han limitado a las señales del reloj, de oración y de cierre de murallas, aunque antes de 1992 se motorizaron seis campanas.
En el caso de los segundos, los manuales, la tradición ha continuado gracias al trabajo de los campaneros de la Catedral, constituidos en asociación cultural. Estos toques incluyen las fiestas litúrgicas anuales, los domingos de Adviento y de Cuaresma, vísperas de solemnidades y grandes celebraciones.
DÍAZ TORTAJADA, Antonio
sacerdote-periodista
Revista Ecclesia (07-12-2012)
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