Campanero tocando las campanas, 1976, Arxiu Comarcal Pallars Sobirá. Fuente: http://arxiusenlinia.cultura.gencat.cat
Uno de los aspectos más llamativos de la tradición cultual cristiana, concretamente la Católica, es que, en su afán por universalizar a través de normas y rúbricas el ritual, no haya incluido en ellas el toque de campanas. Esto ha permitido la existencia de diferentes tradiciones de toque. Aunque, como veremos más abajo, las campanas son empleadas para múltiples usos, en este artículo nos centraremos en los toques tradicionales, caracterizados por el tañido manual en vistas a crear un mensaje.
Lamentablemente, debido a múltiples causas, los toques manuales han ido progresivamente desapareciendo, siendo sustituidos por toques mecanizados. Podemos hablar de características nacionales, sin embargo no existe una sola tradición, sino tantas como catedrales, pues fueron sus campanarios los modelos a seguir por las parroquias de su jurisdicción.
Las campanas son instrumentos musicales fruto de una compleja técnica metalúrgica que ha evolucionado y se ha perfeccionado con el paso de los siglos. El bronce es, desde la antigüedad, la aleación más frecuente empleada para su fundición, en una proporción aproximada de 20% de estaño y 80% de cobre (1).
En España se distinguen dos tipos de campanas según su perfil. Las de perfil esquilonado y las romanas. Las primeras siguen el perfil estilizado habitual en Europa, de hombros estrechos, mientras que las segundas presentan una forma más cerrada, con hombros muy anchos. Aquellas producen un sonido mucho más sonoro, mientras que el de las romanas es más seco y ronco. Éstas últimas sólo existen en la mitad norte de España correspondiente a la antigua Corona de Castilla.
La Cabrera (Guadalajara), a la izquierda campana romana y a la derecha una esquilonada.
Se distinguen diferentes partes en las campanas: la corona, el hombro, el tercio, el medio, el medio pie y el pie (2). La corona está compuesta por las asas de enganche, cuyo número y disposición varía en función del peso del bronce. Las campanas de 100-120 kilos tienen tres asas en sentido transversal al eje, mientras que las de mayor peso requieren mayor número de asas. Lo habitual en España es la disposición en siete asas, sumando dos pares transversales a las tres centrales. La arista entre el medio pie y el pie corresponde en el interior con el punto donde golpea el badajo, que es el de mayor grosor de toda la pieza. El perfil, el grosor de las paredes y el diámetro de la boca determinan el sonido.
Trazado del perfil de una campana. Foto: http://campanasquintana.es/diseno-y-fundicion/#prettyPhoto/0/
La percusión del badajo genera multitud de notas parciales, siendo cinco las principales: nota base (también llamada Hum, es la de mayor duración), prima o fundamental (una octava por encima de la nota base), nominal (una octava por encima de la prima). Entre la prima y la nominal suenan una tercera menor y una quinta. La técnica de afinación de campanas, consistente en la eliminación de materia en las zonas donde se generan cada uno de los parciales. Tuvo su origen en el siglo XVI en el norte de Europa, donde se asentó la tradición de carillones. Estos grandes instrumentos musicales son tocados por un carillonista que interpreta melodías musicales con un gran teclado. La estructura musical antes mencionada se produce realmente en campanas afinadas en las que a cada campana se le asigna una nota; sin embargo, no es tan exacta en muchas de las campanas de nuestra geografía, especialmente en las romanas, cuyo perfil genera otro tipo de sonoridad (3). La afinación de campanas es ajena a la cultura campanera española. Hasta prácticamente el siglo XX sólo existieron dos carillones, uno en el palacio de Aranjuez y otro en el Monasterio del Escorial, ambos mandados construir por Felipe II. Estos instrumentos, considerados por sus contemporáneos como una rareza, no tuvieron ningún tipo de repercusión. No obstante, desde la Edad Media se tiende a armonizar los conjuntos (estableciendo por ejemplo intervalos sonoros de una tercera entre campanas consecutivas en tamaño), sin que por ello podamos hablar en sentido estricto de afinación.
Afinado de campana mediante torneado interior. Foto: http://campanasquintana.es/afinado/#prettyPhoto/0/
Los territorios de la antigua Corona de Aragón se nutrieron desde la Edad Media de fundidores provenientes principalmente de Francia y otras partes de Europa (por ejemplo la recientemente desaparecida fundición Barberí tuvo su origen en unos fundidores de campanas italianos que se establecieron en Olot -Gerona- en el siglo XVI (4). El origen de estos fundidores explica su mayor cercanía sonora con la tradición europea. En cambio, los territorios de la antigua Corona de Castilla (junto con Navarra), fueron atendidos por fundidores cántabros provenientes de la comarca de la Trasmiera (5) que con la llegada del buen tiempo se desplazaban al oeste, al sur y al este para fundir o refundir campanas allí donde se necesitasen sus servicios. Estos fundidores itinerantes trabajaron principalmente en toda la cornisa cantábrica, Navarra, Castilla y León, y Castilla-la Mancha. Sus servicios también llegaron a Extremadura y Andalucía y en menor medida a los territorios de la antigua Corona Aragonesa. También trabajaron en Portugal y en el sur de Francia. Estos fundidores crearon una tradición sonora diferente a la europea, fruto de la cual se mantiene activa la fundición de campanas romanas, cuyo perfil desapareció del resto de Europa en la Edad Media.
Rutas de campaneros cántabros en el siglo XVII. PELLÓN GÓMEZ DE RUEDA, Adela María: Campaneros de Cantabria ...p. 126
Las campanas necesitan un conjunto de artefactos y objetos para poder emitir su sonido que además determinan muchos otros factores sonoros, acústicos y rítmicos. Entendemos por instalación tradicional al conjunto de objetos que permiten el sonido de la campana, y son el resultado del esfuerzo y tanteo de siglos de experiencia. En un sentido amplio incluimos también aspectos aparentemente secundarios como la ubicación o la altura de las campanas en los campanarios. Como contraposición a las instalaciones tradicionales, están las instalaciones industriales, que desde los años sesenta del siglo XX vienen sustituyendo a las primeras. Su implantación tuvo lugar cuando los antiguos oficios (fundidores itinerantes, carpinteros locales encargados de construir yugos y campaneros) desaparecieron, siendo sustituidos por empresas de fundición e instalación de campanas con planteamientos estrictamente técnicos. Estas empresas fueron las introductoras de la electrificación de las campanas. Por tanto, es imposible hablar de toque tradicional si obviamos la instalación tradicional (6), pues ambos van íntimamente unidos.
LACOSTE, José, Interior del campanario de la Catedral de Toledo, principios del siglo XX, IPCE. Fuente: http://toledoolvidado.blogspot.com.es/2014/07/las-mejores-fotos-toledanas-de-j.html. Esta imagen muestra todos los elementos de una instalaión tradicional, yugos de madera, badajos, cuerdas, estrutura interna de madera, incluso un excepcional artefacto que permitía el toque de la campana "Gorda", la más grande de toda España.
Las campanas de la catedral de Barcelona fueron las primeras en mecanizarse de toda España en la década de los veinte. Fueron dotadas de yugo de hierro con motor de volteo continuo, contraviniendo la secular forma de tocarlas "a seure", a pino, sin que giren de forma continuada. Foto: https://campaners.com/php/textos.php?text=1002
Los objetos básicos que permiten el sonido de la campana son el yugo y el badajo.
El yugo es el armazón de madera y herrajes unido a la campana que permite su movimiento. Existen dos tipos básicos de yugo, los que tienen contrapeso de madera (a veces incluyen piedras) y los que carecen de contrapeso. El primer tipo es propio de campanas que pueden balancearse o voltear. El segundo, en España, se utiliza para campanas fijas que se tocan solo con el badajo. El diseño del yugo varía según el área geográfica. Se trata de piezas de gran interés patrimonial, en ocasiones mayor que la propia campana. Lamentablemente, la industrialización acabó con las peculiaridades locales, siendo sustituidos los tradicionales yugos de madera por otros de hierro seriados. Además, el paso de los años ha demostrado el efecto pernicioso de los yugos industriales de hierro, que han causado la rotura de no pocas campanas. Presentan además otros problemas, como la desvirtuación sonora de la campana (distorsionada por la transmisión de la vibración al yugo). Asimismo, se ha demostrado que los yugos de hierro transmiten vibraciones al muro, causando serios perjuicios a la fábrica de los campanarios (7). Aunque la madera pueda parecer mucho más frágil que el hierro, con una buena conservación puede llegar a durar siglos. En cambio, la vida útil de los yugos de hierro es mucho más corta, no superando en muchos casos los cincuenta años.
El yugo de la campana "San Pedro" de Burgo de Osma (Soria) es posiblemente uno de los más artísticos conservados en España. Foto: http://palomatorrijos.blogspot.com.es/2009/05/apeo-de-las-campanas-de-la-catedral-de.html
Covaleda (Soria), campana completamente mecanizada con motor de volteo y martillo elétrico. Foto: https://historiadecovaleda.wordpress.com/2015/09/18/las-campanas-de-covaleda/
El badajo consiste en una barra de hierro rematada en forma de pera que golpea el interior del bronce. En algunas ocasiones está compuesto por una caña de madera con bola de hierro. Su parte superior remata en un ancla o en una anilla en la que se ata una badana de cuero o una cuerda al asa badajera de la campana.
Junto a éstos existen otros objetos que permiten el toque como son las palancas, cuerdas, garruchas etc.
Catedral de Valencia. Disposición de cuerdas que permite el toque de todas las campanas. Foto: http://360gradospress.com/not/104167/
No podemos tampoco olvidar las torres y las espadañas que, desde su altura, difunden, potencian y dirigen el sonido de las campanas. Para mejorar la acústica de estas construcciones era usual recurrir a soluciones arquitectónicas como las bóvedas o falsas bóvedas en el interior de las torres, destacando por sus cualidades la baída (muy empleada en Valencia). Existen otros sistemas menos sofisticados pero igualmente efectivos, como son los cerramientos totales o parciales de ventanales con muros, tapias o tablones para encerrar el sonido y proyectarlo con mayor potencia al exterior. Por otro lado la ubicación y altura de las campanas ha de ser acorde con las cualidades sonoras de cada una de ellas. En Valencia, por ejemplo, las campanas grandes se ubican en los ventanales del campanario, mientras que las campanas más pequeñas se colocan en el interior y a gran altura (8).
Sevilla. Interior del campanario de San Bartolomé cubierto con bóveda baida.
Albaida (Valencia). en la parte superior podemos observar las campanas pequeñas situadas en el interior y en lo alto, pegados a la bóveda de la sala. Obsérvense también los cerramientos inferiores que, junto a la bóveda recogen el sonido. Foto: http://www.noticiascv.com/albaida-tanca-esta-vesprada-les-seues-festes-amb-el-volteig-manual-solemne-de-les-campanes/
Valencia, Torre del "Micalet". Los ventanales de la sala de campanas están cerrados hasta media altura por unos portones de madera que recogen el sonido. Foto: https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Ventanales_de_la_sala_de_campanas_de_la_torre_del_Miguelete_o_Micalet,_de_la_catedral_de_Valencia,_Espa%C3%B1a.JPG
Ávila. En esta postal antigua de la catedral podemos ver como los ventanales estaban tapados casi hasta media altura por un muro aparentemente de tapial. Como curiosidad, las campanas están "empinadas". Foto: http://www.todocoleccion.net/postales-castilla-leon/antigua-postal-avila-catedral-vista-general-fototipia-hauser-menet-no-circulada-e~x26668376
Debido a la aparición de nuevos medios de comunicación de masas, las campanas han dejado de estar tan presentes en las vidas de las personas. Por lo general se piensa que sólo sirven para avisar y convocar, para llamar generalmente a Misa; sin embargo, su uso solía ser mucho más completo. Eran la voz que acompañaba los principales acontecimientos (alegres o luctuosos) de la vida de la comunidad, y también la protegía de las temibles tormentas que tanto daño podían causar (9); convocaban a múltiples actos, especialmente religiosos, pero también se usaban con fines meramente prácticos, como orientar a personas perdidas, avisar de un incendio, convocar a concejo, sacar el ganado etc. Las campanas eran una representación sonora de la comunidad, intercesoras ante Dios, pero a la vez, materialización de la voz divina (10) (recordemos el artículo Vox mea, vox Dei). El sentido de pertenencia a una comunidad estaba tan vinculado a las campanas que en documentación antigua es frecuente encontrar el término “socampana” para referirse a un área geográfica concreta.
Las campanas construían con un repertorio más o menos extenso el tiempo y paisaje sonoro comunitario a través de un complejo lenguaje.
"Las Campanas contribuyen a la solemnidad de los Oficios Divinos, assí como las demás ceremonias, según la graduación que tuvieren en el Rito, distinguiendo las fiestas muy solemnes de las que son inferiores en Rito; como también lo festivo de lo fúnebre. Sirven también para los actos peculiares, que tienen las Comunidades: para lo qual hay quatro modos de tocar las Campanas. El primero, es, tocarlas a vuelo: esto es, empinando las Campanas. El segundo es a medio vuelo, sin empinar las Campanas. El tercero es tocándolas a pico, esto es, sin empinarlas, ni aun a medio vuelo, sino picando la Campana con poco movimiento. El quarto modo es el tocarlas repicando sin movimiento de las Campanas, sólo con las manos, y la lengua de la Campana, en señal de regocijo" (11).
Este extracto del Ceremonial Franciscano del padre Valderrayn (1770) muestra las diferentes formas de tocar en función del mensaje que se quería transmitir, distinguiendo cuatro básicas: Vuelo, medio vuelo, “a pico” y repique.
A esta relación sumamos otra forma de toque, que es además una de las grandes aportaciones españolas: el volteo, es decir, el giro completo y continuado de la campana. Las tres primeras formas de toque que aparecen en el citado texto (vuelo, medio vuelo y “a pico”) entran dentro de lo que genéricamente podemos denominar balanceo (12). Dentro de éste podemos distinguir un balanceo alto en el que las campanas se “empinan” (también es llamado toque “a pino”), es decir, se invierten y dejan boca abajo, y otro bajo en el que sólo se balancea hasta aproximadamente la horizontal. El denominado “a pico” probablemente haga referencia un sutil balanceo que permita que el badajo golpee en un lado, de forma que puedan realizarse series de campanadas exactas. En muchos conventos de clausura las campanas de comunidad siguen tocándose de esta manera para llamar con una serie exacta de repiques y campanadas a cada miembro de la comunidad, al que se le asigna una secuencia de repiques y campanadas. El toque con badajo (denominado repique) se realiza combinando secuencias y ritmos con una o varias campanas, diferentes en función del mensaje. El toque con badajo puede combinarse con campanas en movimiento.
A cada forma de toque se le asocia un mensaje. Esta asociación se genera en relación al ritmo que imprime el movimiento de la campana. Es decir, el volteo, por su viveza se asocia a las fiestas, del mismo modo que el toque “a pino”, precedente inmediato del volteo, también suele asociarse a la misma circunstancia. El balanceo (bajo), mucho más continuo, grave y solemne tiene connotaciones fúnebres. No obstante la interpretación que se hace de su significado no siempre es el mismo en todas partes y en ocasiones puede tener significados contrapuestos. Por ejemplo, en Cataluña y en el antiguo arzobispado de Toledo el balanceo es un toque para fiestas, mientras que en otros sitios puede significar señal de alarma. En algunos pueblos de la provincia de León el medio vuelo era toque festivo, mientras que en otros era toque fúnebre (13).
El toque tradicional de campanas ha llegado a nosotros a través de la transmisión del oficio de campanero a campanero. En ocasiones los toques fueron fijados por escrito en reglamentos o consuetas, especialmente en las catedrales e iglesias con gran actividad litúrgica. Estas recopilaciones de toques resultan de especial interés en aquellas torres donde ha desaparecido el toque manual de campanas. Las consuetas recogían someras descripciones de los toques a modo de recordatorio. Estas “partituras” tomaban referencias temporales como “lo que se tarde en llegar andando a la Catedral desde San Andrés” (14). Existen casos, como el de la catedral de Valencia, en los que se han conservado consuetas de diferentes siglos que permiten hacer un seguimiento de la evolución de los toques desde la Edad Media hasta nuestros días. No obstante, como en todo arte, el campanero podía hacer gala de sus habilidades e introducir improvisaciones o variaciones sin por ello alterar el mensaje asociado a cada toque (15).
El repertorio de toques variaba según la importancia del templo. Una catedral podía llegar a los dos centenares, mientras que una parroquia hacía su servicio con unos 20 ó 30. No obstante existían parroquias con gran actividad cultual que tenían un repertorio superior al de una parroquia media.
Los toques litúrgicos presentan dos constantes temporales: un ciclo diario y un ciclo anual, siendo el segundo la forma más brillante y elaborada de marcar el paso del tiempo a través de todos los domingos y fiestas que jalonan el calendario cristiano. Si en el cómputo civil el día empieza a media noche, la cultura tradicional, heredera del cómputo romano, determina el comiendo del día con la puesta de sol. No olvidemos que algunas de las Horas Canónicas reciben su nombre de la división horaria romana: Prima, Tercia, Sexta y Nona (seis de la mañana, nueve, doce y tres de la tarde según nuestro cómputo) (16). Generalmente los toques de campanas solían distinguir entre horas mayores (Víspera, Maitines, Laudes y Tercia) (17) y horas menores (Prima, Sexta, Nona y Completas). A las primeras les correspondían toques mucho más elaborados, acordes siempre con la clase del día, mientras que las segundas eran anunciadas con toques más sencillos y no siempre dependientes de la clase festiva del día.
En catedrales, colegiatas y parroquias con nutrido clero parroquial las campanas convocaban al rezo de las Horas. Estos toques variaban según la compleja jerarquización festiva establecida en las rúbricas del misal y del breviario romano. Los días se clasificaban en feriales (día no festivo), domingos y fiestas. En ocasiones el toque de domingo podía variar en función del ciclo litúrgico (Adviento, Navidad, Cuaresma, Pascua). Dentro de las diferentes clases de fiesta descollaban los días denominados clásicos: dobles de segunda clase y dobles de primera clase (desde el Concilio Vaticano II denominados Fiestas y Solemnidades respectivamente). Por tanto, podemos comprobar que en función del oficio y su clase se realizaban diferentes toques, empleando unas u otras campanas: pequeñas, medianas o grandes, una, dos, tres o todas, con menor o mayor esmero, brillantez y adorno. Existían otros toques religiosos como los de procesiones, rogativas, Alzar a Dios, Viático, Rosario, Bodas, Bautizos y otras funciones piadosas. También había otros de protección como el toque de tormentas conocido en muchos lugares del interior y del norte como toque “Tente nublo” alusivo al conjuro “Tente nublo, tente tú, que Dios puede más que tú...” que servía como base rítmica al repique.
Por otro lado estaban los toques relacionados con la muerte. Desde el momento en que una persona fallece hasta que es recibido por la tierra las campanas acompañan al finado. La sociedad tradicional, fundamentada en una sólida jerarquización, requería también una graduación en los toques a muerto. Pueden existir hasta cuatro tipos diferentes según la condición social (dependía del dinero que se pagaba al campanero por tocar), diferenciándose también el sexo, la edad (los menores de siete años sin conciencia de pecado iban directos al cielo) o su pertenencia a alguna cofradía.
Por otro lado estaban los toques que informaban de diferentes cuestiones no religiosas, como puede ser el toque a Concejo para convocar a los vecinos, hacendera, sacar el ganado, perdidos, cierre de murallas, incendio, arrebato o somatén.
Toledo, vista de la Catedral, 1860ca. En la Catedral de Toledo había dos torre, una para las campanas litúrgicas y otras para las del reloj. Esta última fue derribada y sus campanas trasladadas al cuerpo superior de la torre principal. Foto: http://toledoolvidado.blogspot.com.es/2008/12/la-torre-del-reloj-de-la-catedral-de.html
Aparte de éstos, están los toques del reloj, cuyas campanas generalmente se encuentran separadas de las litúrgicas, bien en diferentes torres o a diferente altura. Los toques “litúrgicos” tienen un significado concreto cargado de simbolismo, mientras que las campanas del reloj sólo marcan una división exacta de las 24 horas del día. Aquéllos están en consonancia con el tiempo sacro, y éstos con el profano; el primero es un tiempo simbólico y jerarquizado mientras que el segundo no es jerarquizado y carece de simbolismo y significado, es siempre igual (18).
Es de lamentar que con la desaparición de todos los oficios vinculados con las campanas se hayan perdido buena parte de los conocimientos obtenidos a través de la suma de seculares experiencias. La industrialización de la fundición e instalación de campanas ha homogeneizado el panorama, sin respetar las tradiciones y formas locales, sustituyendo los yugos de madera por otros de hierro. Afortunadamente el tiempo y las investigaciones han dado la razón a los antiguos artesanos demostrando que las incomprendidas, “rudimentarias”, e incluso menospreciadas instalaciones tradicionales evitaban peligros y daños que la técnica no previó y que en el peor de los casos ha producido la rotura de muchas campanas. Muchos vieron en la mecanización un signo de “modernidad” en contraste con los toques manuales que se asociaban a la pobreza y al atraso cultural. Esta falsa idea de modernidad, sustentada en un sempiterno complejo de inferioridad, fue incluso aprovechado en su publicidad por las empresas instaladoras (19). La mecanización de campanas empezó en España en la década de los veinte del siglo pasado, pero no se generalizó hasta en los años sesenta, década de crecimiento industrial que además coincide con los nuevos planteamientos religiosos del Concilio Vaticano II. Esta primera fase de mecanización fue tremendamente agresiva. Arrasó con la variedad de toques que hasta entonces se conservaba, programando otros nuevos al arbitrio del instalador, sin respetar la tradición local. En algunos casos este sistema sustituyó al antiguo campanero, cuyo oficio ya estaba en vías de extinción. En otros, muchos campaneros, en pleno uso de sus facultades, observaron tritemente cómo una máquina sustituía el trabajo que hasta entonces habían realizado.
"Gentes de tierras lejanas observan muy despectivas el volteo de campanas". Foto: https://campaners.com/php/textos.php?text=7059
"Visitan la poblacion y a este otro campanario miran con expectación" (porque sus campanas se encuentran mecanizadas). Foto: https://campaners.com/php/textos.php?text=7059
Segovia, interior del campanario de la Catedral antes de su restauración. Aunque las campanas tienen yugos de hierro se conservan los antiguos de madera en el suelo. Se conservan los cerramientos inferiores, escaleras, tablados y demás objetos y elementos de la instalación tradicional. Foto: SÁNCHEZ DEL BARRIO, Antonio; ALONSO PONGA, José Luis: Las campanas de las Catedrales de Castilla y León. Valladolid, 2002, p. 110, también publicada en https://campaners.com/php/campanar.php?numer=650
La poca importancia que se ha concedido a las campanas es apreciable en los criterios empleados en la restauración arquitectónica de muchos campanarios, en la cual no se ha destinado ninguna partida para la restauración de las campanas. Muchos arquitectos, llevados por criterios puristas, han suprimido numerosos elementos de potenciación acústica. Es cierto que algunos fueron añadidos y sin intención de buscar su acomodo estético con el conjunto arquitectónico; sin embargo, contribuían a potenciar la sonoridad, que es el fin primordial para el que se levantaron los campanarios. En otros casos las campanas han sido reubicadas en el interior, de forma que es imposible cualquier tipo de toque manual. Afortunadamente, en las últimas restauraciones de torres catedralicias de España se están incluyendo las campanas, no sólo como bienes materiales sino como instrumentos musicales. En estos casos la intervención no se ha limitado a limpiarlas, sino a recuperar su sonoridad y hacer posible que vuelvan a tocar. Un ejemplo paradigmático fue la restauración de la fachada de la Catedral de Pamplona en la que se reservó una partida para la restauración de las campanas. Una vez restauradas se organizó un curso sobre el toque manual al que acudieron bastantes personas interesadas y del que nació un grupo estable de voluntarios que desde entonces se responsabiliza del toque manual en las principales celebraciones.
Segovia, interior de la torre de la Catedral después de su última restauración. Se han eliminado los cerramientos inferiores que potenciaban la acústica y las escaleras y tablados que permitían el toque de las campanas. Las campanas no fueron restauradas. Foto: http://www.elnortedecastilla.es/segovia/201704/18/catedral-segovia-aumenta-visitas-20170418231053.html
La solución para salvaguardar las campanas y sus toques pasa por una patrimonialización que garantice su conservación y correcta restauración. Nadie pone en duda el valor histórico o artístico de una imagen del siglo XVII como bien cultural amparado por una ley de patrimonio. De igual modo las campanas, junto con sus instalaciones tradicionales y sus toques, deben también ser susceptibles de una protección legal similar a la de cualquier bien cultural. Como es de imaginar, esta fase, incipiente todavía en España, es tremendamente compleja por su doble vertiente: material (la campana, instalación y campanarios) e inmaterial (el toque de campanas). Este proceso presenta una doble vía de actuación: por un lado la institucional, que implica a las autoridades civiles, encargadas de la protección legal, y a la Iglesia, propietaria de los campanarios. Por otro, esta protección legal debe acompañarse de una valoración social de las campanas y sus toques. El primer escalón de este proceso es el inventariado de campanas y campanarios, así como el registro de toques. En España todavía falta mucho por inventariar a pesar de los grandes esfuerzos de algunos grupos y la iniciativa y enorme labor acometida por el antropólogo Francesc Llop i Bayo (20).
Francesc Llop tocando en la torre del Colegio del Patriarca, único campanario que nunca se ha electrificado en la ciudad de Valencia. Foto: http://www.mediateletipos.net/archives/6891
En base a la consideración de las campanas como patrimonio, se han venido desarrollando restauraciones con criterio: hoy en día las campanas históricas rotas pueden ser soldadas, sin necesidad de recurrir a la refundición, recuperando el bronce la sonoridad primitiva; los yugos tradicionales de madera son restaurados y, cuando esto no es posible, se fabrican nuevos yugos que mantienen el diseño y elementos de los originales; los sistemas de mecanización son menos agresivos que aquellos de los años sesenta, y además, compatibles con el toque manual; los ordenadores que controlan los toques mecánicos tienden a ser programados tomando como referencia los toques tradicionales.
Proceso de soldadura de la campana "Gabriela" de la Catedral de Pamplona. Foto: https://www.campanasyrelojes.es/wp-content/uploads/2001tya.com/2013/06/Pamplona-3.jpg
Yugo de Soria en proceso de restauración. Foto: https://www.campanasyrelojes.es/wp-content/uploads/2001tya.com/2013/06/008.jpg
Como venimos insistiendo, es necesario seguir inventariando y registrando toques manuales, y debe hacerse con cierta urgencia, pues los que mejor conocen los toques son personas ya mayores (21). A pesar de haberse avanzado mucho en este terreno desde los años noventa, a día de hoy se siguen realizando intervenciones muy cuestionables que no pueden ser denominadas restauraciones, y que a la postre han supuesto una destrucción patrimonial. Es en Valencia, donde la tradición campanera está más vida, la región en la que se han dado los principales pasos para la protección de las campanas y sus toques desde las instituciones (22).
Albaida (Valencia). Volteo de campanas. Foto: http://rec.mestreacasa.gva.es/som_cultura/ruta4/campanas.html
Cada vez son más los jóvenes que se interesan por las campanas. Foto: https://www.youtube.com/watch?v=lqi-n2FntAI
El toque manual de campanas, que hasta hace unos años parecía un oficio en vías de extinción, ahora empieza a generar cierto interés entre las nuevas generaciones de aficionados que, individualmente o en grupos, vuelven a tocar las campanas, tomando el relevo de los antiguos campaneros de oficio y relegando (o suprimiendo) los toques mecánicos, que en ningún modo pueden ser equiparables a los manuales. En contraste con la regularidad y monotonía de los mecánicos, los manuales tienen alma, y son capaces de transmitir multitud de matices en los que, incluso, se trasluce el estado de ánimo del campanero.
Actualmente existen numerosas asociaciones y grupos de campaneros encargados de tocar y promover el toque manual de campanas, destacando la Federació Valenciana de Campaners (23), que engloba los diferentes grupos creados en esta comunidad desde los años ochenta, entre ellos el grupo de Campaners de la Catedral de Valencia, dedicado a tocar a mano las campanas de la torre del Micalet. En otras zonas de España empieza a existir una mayor concienciación sobre este patrimonio, siendo ya varias las asociaciones y grupos creados con fin de preservar y divulgar este patrimonio (24).
3-
LEHR, André: “Restauració de campanes” (Conferencia
pronunciada el 22-09-1990 en el Teatro Liceo de Cheste -Valencia-,
con motivo del VIII Congreso de Conservación de Bienes Culturales),
Campaners, 6 (1993), pp.
72-79. https://campaners.com/php/textos.php?text=1272
(última consulta 21-04-2017). LLOP i ÁLVARO, Francesc: “El
carillón: un instrumento musical”, 1997,
https://campaners.com/php/textos.php?text=1030
(última consulta 21-04-2017).
4- https://campaners.com/php/fonedor.php?numer=41 (última consulta 26-04-2017).
7- Existen numerosos estudios que demuestran la conveniencia de los yugos de madera frente a los de hierro. IVORRA CHORRO, Salvador: Acciones dinámicas introducidas por las vibraciones de las campanas sobre las torres-campanario (tesis doctoral). Valencia, 2002; IVORRA, Salvador; VERA, Jenaro; FRANCÉS, Jorge: “Vibro-acoustic behavior of Spanish Bells with metallic and wooden joke”, 19th International Congress on acoustics. Madrid, 2-7 September 2007,
https://campaners.com/pdf/pdf4.pdf (última consulta 21-04-2017); PEREZ PIQUERAS, Elisa: Análisis acústico de una campana con yugo de madera (Proyecto fin de carrera), Alicante, 2006 https://campaners.com/php/textos.php?text=1729 (última consulta 21-04-2017).
14- Esta referencia temporal aparece recogida en el Ceremonial de la Santa Iglesia de Toledo, conocido porpularmente como el “Ceremonial de Rincón”. Fue redactado por el racionero Juan Rincón Romero y Pedro Ruiz Alcobolado entre 1985 y 1590. ALONSO MORALES, Mercedes: “El tañer de las campanas de la Catedral de Toledo”, en Toletum. Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, 56 (2009), pp. 209-219.
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